lunes, 1 de febrero de 2016

Eruca Sativa inauguró su año en Mar del Plata junto a Krakovia

Foto: Luciana D'Attoma

El power trío cordobés visitó la ciudad y Abbey Road fue el escenario que eligieron para abrir su 2016, año que suena prometedor si tenemos en cuenta que su cuarto álbum de estudio está cada vez más cerca de ver la luz. La banda marplatense Krakovia fueron los teloneros, quienes en media hora pusieron los oídos de los presentes alerta. Lo que se venía eran casi dos horas de rock. Rock del bueno. Rock del fuerte.

Media hora pasadas las 22 los Krakovia salieron a escena. Para ese momento ya estaba adentro la gran mayoría de la gente. Desde fines de 2011, fecha de su creación, vienen pisando fuerte en la escena local. Una banda que ya le hizo de banda soporte a Eruca Sativa hace un par de años. Su estilo recorre todos los ánimos del rock. Desde lo más tradicional, hasta lo más hard rock, con sus leves momentos de heavy.

La voz de Jorge Castro es el punto clave del cuarteto. Se suma a una masa de buenos riffs a cargo de la guitarra de Cesar Mendoza, quien es respaldado con dos rítmicos de oficio como Adrian Seijo y Diego Lorenzo (bajo y batería, respectivamente). Sus performances dejan a sus canciones muy bien paradas ante el público que se renueva constantemente en sus presentaciones. Actualmente se encuentran grabando su primer laburo de estudio. Todas las expectativas puestas en ese estreno.

Foto: Micaela Moure

Hasta las 23:30 tuvo que esperar el público para dejar salir toda la euforia. Se abrió el telón por segunda vez y comenzó a sonar Fuera o más allá. Pogo desde el minuto cero. El orden no volvería hasta dentro de un par de horas. Lula Bertoldi se llevó a todos por delante con su voz todoterreno, Gabriel Pedernera pegó en el pecho de cada uno con sus parches, y Brenda Martin dejó, como siempre, a todos con la boca abierta por su virtuosismo en el bajo.

Recorrieron sus tres álbumes de estudio: La carne, Es y Blanco. Además se dieron el lujo de realizar dos covers: Eleanor Rigby, de The Beatles, y Corazón Delator, de Soda Stereo. Dos versiones con su sello distintivo. Ese que va de 0 a 1000 decibeles en un segundo. Ese que va del sonido limpio a las más sucias distorsiones y gritos. Ese que sus fieles seguidores aman.


Con respecto a lo nuevo, no hubo novedades (valga la redundancia). Tocaron su único sencillo lanzado hasta la fecha, Nada Salvaje, que, por cierto, despertó uno de los pogos más furiosos de la noche, a pesar de que se estrenó hace poco tiempo. No se encargaron de ofrecer ningún otro detalle o destello de algún posible estreno. La paciencia se debe fortalecer por el momento.

Una noche de disfrute. ¿Reproches de alguien?, no lo creo. Lo único negativo, de cierto modo, se dio cuando tocaron Mi apuesta, versionada como en Huellas Digitales, donde la guitarra acústica de Bertoldi tuvo un volumen ínfimo. Más allá de eso, su interpretación fue perfecta. No es novedad su meticulosidad a la hora de ejecutar. Magoo fue el tema de clausura. Las piernas y gargantas cansadas de los presentes es un buen síntoma y reflejo de que el recital cumplió con su cometido.

Pasó la banda argentina con mayor proyección y crecimiento del momento. La nueva gira que comienza y el inminente nuevo disco serán la prueba de fuego. Lograr mantenerse y poder anclar en el éxito de llenar un Luna Park, como lo hicieron a fines del año pasado, es lo ideal para cualquier banda. Ya están en las ligas mayores, ahora todo queda a su merced.

Foto: Micaela Moure

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