miércoles, 22 de junio de 2016

1915: del viaje rural al disco Dual


La casa del abuelo está en el medio de la nada, en el medio del campo y sin vecinos a su alrededor. Es un pueblo muy chico en la localidad de Santa Coloma, provincia de Buenos Aires. Su nieto, Jeremías Alegre, es músico. Toca la batería en una banda que se llama 1915 y coincidió con sus compañeros en que ese hogar, su soledad y su intimidad, era el espacio perfecto para dedicarse a componer la música de su primer álbum de estudio.

"Fue un viaje que nos marcó fuertemente, no sólo en la música y el sonido de 1915, sino también en las historias y anécdotas que nos llenan de los mejores recuerdos", dice Cruz Hunkeler, guitarrista y vocalista de la banda.

Dual es el nombre de la placa y se estrenó a fines de mayo. Se puede apreciar en los finos arreglos e impecables interpretaciones que hay algo más que canciones. En las fusiones de géneros que hacen, existe una cohesión como banda que hoy escasea en el mercado. La explicación puede estar en la aventura introspectiva que antecedió a la grabación del material.



¿Cómo definen su estilo?

"Definirnos es muy difícil desde que empezamos a componer la música que conforma Dual por los innumerables estilos que insinuamos. Ya no nos preocupamos por etiquetar a la banda en sí, sino que nos referimos a los géneros musicales como “paletas de colores” que nos ayudan a identificar el sonido que queremos lograr. Sin embargo, si tuviéramos que poner un nombre sería el rock alternativo. Fusionamos distintos estilos: pop, rock progresivo, música disco, funk y todo teñido de algún tipo de psicodelia, sintetizadores y guitarras manipuladas con efectos.  A veces entre nosotros decimos que hacemos Prop (mezcla de progre y pop), pero verdaderamente solo nos gusta como suena."

En las once pistas se escuchan todos estos colores y más. La nitidez de cada instrumento es la principal causa de que esto se cumpla. Pueden sonar masivos y nunca perder la prolijidad. Las teclas de Federico Norzi crean enormes atmósferas, el bajo de Alejo Freixas es inmutable a lo largo de todas las canciones, la batería de Jeremías Alegre tiene un sonido profundo y la voz de Cruz Hunkeler se amalgama con su guitarra de manera magistral. Cada agregado aporta al producto final.

En algunas canciones se utiliza una sección de vientos, ¿siempre fue una prioridad para la banda?

"No. Nos costó mucho salir de la formación original, siempre hubo menciones y debates en la mesa sobre la posibilidad de incluir vientos, cuerdas, más sintetizadores pero nunca se hizo real hasta la grabación del disco. Afortunadamente su inclusión resultó mejor de lo esperado y hoy en día es una prioridad para las presentaciones del disco."

Dual comenzó a trabajarse en diciembre de 2015 en Estudios Infire, donde se grabó en forma conjunta y en vivo todo el material. Sobre esas tomas se agregaron las guitarras y sintetizadores en Estudios Mallorca, ya con el productor amigo de la banda, Seba Morel, y por último se trabajaron las voces en Machete Música.


¿Qué es más importante en las canciones de 1915: el qué o el cómo suena?

"Creo que ambas son igual de importantes y están relacionadas. Cada canción tiene una finalidad en el sentido estrictamente musical, pero necesita de un desarrollo tímbrico desde el lado de la producción para volverse la mejor versión de sí misma. Los dos aspectos son necesarios para lograr la identidad, no sólo de 1915, sino de la música contemporánea en general."

Destacar una canción sería de mal gusto. La gracia de un disco como Dual es escucharlo de principio a fin. A lo largo de sus treinta y siete minutos hay muchos condimentos para degustar: Sur es un dance ochentoso, con vientos, sonido de bata y bajo acordes a esa atmósfera y una guitarra espacial. El gede empieza bárbaro con una contestataria letra, acompañada de un clima funk y soft de la mano de buenos sintetizadores y un solo de guitarra acorde al clímax que la canción requiere para su cierre. Dual es bien psicodélica y posee un ritmo irregular riquísimo que hacia el final de la canción ya nos resulta convencional.

Desayuno, con sonido electrónico, cumple el papel de prólogo de lo que sigue, o quizás epílogo de lo que sonó. Arranca la segunda parte con Z: se vuelve al confort y el rol de los vientos a primer plano. Crecen los teclados y la sección rítmica es puro éxtasis. Todo bien marcado y ajustado al bombo.



Punto final es dueña de una rítmica progresiva notable con viola y teclados al unísono. De repente todo es calma, entra la voz y la armonía. El final nuevamente nos deja con la verdad absoluta de que es un temazo.

Búfalo, instrumental, puede ser la mejor pista. Es la que sube los decibeles de una vez por todas y en la que la sucesión de riffs nos vuela el cráneo. Donde los cuatro integrantes se lucen como banda haciendo sonar simple algo complejo.

En #23 vuelve la locura y los reversos. Genera incomodidad por sus miles de sonidos: nos sitúa en un lugar confuso, enfermizo y maravilloso al mismo tiempo. El de mejor producción sonora.

Merienda es una delicada pieza instrumental en la que la guitarra lleva la posta. Da entrada a la última canción: Del sueño. De la nada, así como por arte de magia nace la voz de Hunkeler y una base bien al estilo de Rage Against The Machine. ¿Qué pasó acá? Una pieza digna de cerrar un disco renegado que detesta anclarse en un estilo.

¿Cuáles son los planes de la banda en el futuro inmediato?

"La idea es hacer llegar Dual a todos los lugares posibles. Junto a trabajo de prensa, la herramienta principal será el show en vivo: de acá a fin de año tocaremos una o dos veces por mes.

Algo que nos encantaría hacer es una gira gasolera en el verano por los balnearios de Buenos Aires. Mar del Plata es el más popular, por lo que no podría faltar. Si no es el próximo verano será el siguiente. Si recibiéramos una invitación previo a eso, no dudaríamos en ir."

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